lunes, 10 de enero de 2011

EL MODELO DE LA FAMILIA NARCISISTA (II)

El Ciclo

El ciclo de aprendizaje a no confiar funciona algo así para los niños de familias narcisistas:

Estoy dolido. No hay nadie ahí afuera que me cuida realmente. Cada vez que me permito tener sentimientos, salgo herido. No quiero sentir. No sentiré. No tengo sentimientos. Si no puedo sentir, no estoy. No estoy, pero puedo observar y adaptarme. Puedo perderme, y ser el que tenga que ser para sobrevivir. Entonces podré tener una relación. Tengo una relación, pero no puedo confiar en ella (tal vez me hiera), y no puedo confiar en mi (no estoy). Así que no puedo dejar que se acerque demasiado; tal vez descubra que no estoy. Para protegerme, entonces, a pesar de ansiarlo desesperadamente, no puedo tener una relación amistosa e íntima. Así que saboteo la relación. Pierdo mi relación. Esto es doloroso (y el ciclo se repite).

Ya que la intimidad masculina/femenina frecuentemente implica una relación sexual, el sexo se convierte a menudo en un problema.


La Separación

Una de las ironías de este paradigma es que la calidad que permite a los niños “separarse” de sus sentimientos y sobrevivir durante su niñez vacía es la misma calidad que hace su adultez tan dolorosa. Todos los humanos quieren y necesitan intimidad; la incapacidad de lograr una relación íntima es sentirse emocionalmente despojado.

Los adultos criados en familias narcisistas aprenden a separarse de sus sentimientos. La habilidad para desarrollar esta separación es un mecanismo de defensa que mantiene a muchos niños con vida. El enfrentarse con la realidad de la situación – el enfrentarse con los sentimientos de temor al abandono, a la soledad genuina sin nadie que los apoye – es invitar al suicidio infantil. Los niños pequeños se suicidan realmente; por consiguiente, esta separación tiene una función protectora muy real.

La forma más severa de despersonalización o separación se encuentra frecuentemente en sobrevivientes con abuso sexual y físico. Una consulta especializada en terapia de incesto y otras formas de asalto sexual infantil, tendrá un alto porcentaje de pacientes con el diagnóstico de desorden por estrés post-traumático (DEPT), desorden de la personalidad limítrofe, o desorden de personalidades múltiples (DPM). La reintegración del componente de los sentimientos (emoción, espíritu, alma) de la persona con su cuerpo físico es una labor difícil y a largo plazo.


El trauma sistemático por largos periodos en la niñez produce una amplia gama de mecanismos de defensa (que luego veremos en detalle) que no se observa en otros pacientes o no con la misma profundidad e intensidad; estas víctimas de familias traumáticas abiertamente narcisistas, tal vez tengan que asistir a terapia de forma intermitente durante la mayor parte de sus vidas.

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