viernes, 26 de marzo de 2010

REVISANDO NUESTRAS CREENCIAS

Es bien sabido que todos precisamos afecto, denotado también en forma de aprobación, atención, o contención, pero ¿Qué hemos incorporado o adquirido con respecto al modo de obtenerlo?

Hay mucho y variado material sobre este tema. Simplemente me limitaré a citar que el tipo y modo de interacción que desde muy niños –incluso desde la concepción misma- hemos tenido con nuestros progenitores o personas que asistieron o acompañaron nuestro proceso de maduración, y la forma en la que ellos respondieron o reaccionaron a nuestros requerimientos básicos de esa etapa fundamental, ha ido formando en cada uno de nosotros, y en primera instancia, el modo de relacionarnos con el mundo que nos rodea, ya que son interpretaciones que hemos ido incorporando o haciendo “propias” al haber sido entendidas como eficaces para obtener lo que íbamos necesitando cada vez; y esto mas allá de ser positivas o no para nuestra evolución, o si resultan apropiadas en el momento actual.

Es una etapa fundamental de nuestro desarrollo emocional, y es básica en la formación del modo de comunicarnos e interactuar que desplegaremos ya adultos.

Un bebe llora como manifestación de algo que esta necesitando: sea alimento, que lo cambien, dormir, o atención a algún dolor o malestar. Es su modo de expresarse al no poder aun hacerlo verbalmente; y a su vez, en sus vinculaciones va aprendiendo que cada “acción” provoca una “reacción” o respuesta determinada. Incluso aun cuando suceda que simplemente llore o haga berrinche como modo de llamar nuestra atención, aun así, por algo lo esta haciendo.

Si un niño es atendido o tomado en cuenta únicamente cuando cumple con los requerimientos o expectativas de sus padres o adultos que lo asisten, interpretará eso justamente; crecerá con la creencia incorporada de que el único modo de obtener afecto y atención o ser tenido en cuenta es satisfaciendo los requerimientos ajenos –principalmente los de sus progyecenitores- .

Si la concepción de ese bebe no fue deseada, también será algo que el niño tendrá -aunque sea de manera inconsciente- en su cuerpo emocional.

La calidad y variedad de interacciones así como de interpretaciones que vamos realizando es tan diversa como personas y tipos de vínculos existentes.

Lo importante es comprender que tanto la interpretación que hicimos, como los resultados y conclusiones de esa interacción (acción-respuesta) en busca de ese afecto necesario (aprobación, contención, cuidados, etc.) -sea que lo hayamos obtenido o no-, pasaron a formar parte de nuestro cuerpo emocional, y permanecen de manera inconsciente condicionando nuestras experiencias cotidianas aun cuando ya no estemos en el entorno o condiciones que la han generado o propiciado.

Seguirán funcionando -y pulsando- de manera “automática” aunque no siempre logremos darnos cuenta de esto a no ser que alguien nos lo cite o logremos traer al consciente lo que permanece inconsciente en cada uno de nosotros, sea mediante una buena terapia sicológica o los métodos que consideremos pertinentes.


SE PUEDE REAPRENDER

Por otra parte de nada nos sirve el justificarnos o quedarnos con la excusa de que por como fueron nuestros padres o adultos con nosotros es que tenemos una vida que no nos es grata culpando sea a ellos o a los demás.

Cualquiera sea el caso, o lo positivo o no que hayamos incorporado en nuestra etapa básica, es fundamental comprender que todo lo que habita nuestro cuerpo emocional se puede modificar.

Lo “aprehendido” no es algo definitivo ya que puede ser modificado al tomar conciencia que no es parte de nuestra naturaleza sino algo adquirido en ciertas etapas de nuestra vida. Fue algo “incorporado” que nos sirvió en su momento sea para sobrellevar alguna o varias situaciones y obtener lo que precisábamos, o como modo de ayudarnos a reflotar nuestros recursos e ir fortaleciéndonos. Pero si ahora siendo adultos ya no nos sirve, o no es apto para nuestro desarrollo pleno y felicidad, sepamos que podemos modificarlo. Quizás no resulte una tarea sencilla, mas aun cuando desconocemos el modo de funcionar de nuestra parte emocional y lo que habita en este campo, pero a la vez el conocer y reconocer esto nos torna mentores concientes para sanear y modificar lo necesario en pro de lograr nuestra plenitud y bienestar.

2 comentarios:

  1. muy, bueno el artículo, sin tecnicismos, muy claro y contundente, espero sigas publicando, esta clase de material, felicitaciones.

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  2. Muchas gracias :) Es el primero de una serie de articulos que ire publicando, justamente con el objetivo de que sea ameno y entendible, para poder aplicarlo.
    Un saludo..

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