Cada vez que pensamos, fabricamos una sustancia química. Si nuestros pensamientos son buenos, elevados o felices, fabricamos sustancia químicas que nos hacen sentir bien y felices. Y si nuestros pensamientos son negativos, malos o de inseguridad, fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos.
Cada sustancia que se libera en el cerebro es literalmente un mensaje que alimenta al cuerpo físico. Y ahora el cuerpo empieza a sentir, como piensa.
Cuando empezamos a sentir como pensamos, sucede algo asombroso. El cerebro que está en comunicación constante con el cuerpo; consulta con el cuerpo y empieza a pensar de la manera en que sentimos, lo que a su vez fabrica más sustancias químicas que nos permiten sentirnos como pensamos y pensar como sentimos. Y quedamos atrapados en el ciclo de pensar y sentir entre el cerebro y el cuerpo. La consecuencia indirecta final de esto, es que creamos un estado de ser. Y ese estado de ser se convierte en nuestro modo de pensar.
En otras palabras, los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar. Y cuando los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar, estamos atrapados en un ciclo donde el cuerpo, literalmente, piensa por nosotros.
"Nuestro Cerebro Inmortal" Dr. Joe Dispenza
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