Es bien sabido que todos precisamos afecto, denotado también en forma de aprobación, atención, o contención, pero ¿Qué hemos incorporado o adquirido con respecto al modo de obtenerlo?
Hay mucho y variado material sobre este tema. Simplemente me limitaré a citar que el tipo y modo de interacción que desde muy niños –incluso desde la concepción misma- hemos tenido con nuestros progenitores o personas que asistieron o acompañaron nuestro proceso de maduración, y la forma en la que ellos respondieron o reaccionaron a nuestros requerimientos básicos de esa etapa fundamental, ha ido formando en cada uno de nosotros, y en primera instancia, el modo de relacionarnos con el mundo que nos rodea, ya que son interpretaciones que hemos ido incorporando o haciendo “propias” al haber sido entendidas como eficaces para obtener lo que íbamos necesitando cada vez; y esto mas allá de ser positivas o no para nuestra evolución, o si resultan apropiadas en el momento actual.
Es una etapa fundamental de nuestro desarrollo emocional, y es básica en la formación del modo de comunicarnos e interactuar que desplegaremos ya adultos.
Un bebe llora como manifestación de algo que esta necesitando: sea alimento, que lo cambien, dormir, o atención a algún dolor o malestar. Es su modo de expresarse al no poder aun hacerlo verbalmente; y a su vez, en sus vinculaciones va aprendiendo que cada “acción” provoca una “reacción” o respuesta determinada. Incluso aun cuando suceda que simplemente llore o haga berrinche como modo de llamar nuestra atención, aun así, por algo lo esta haciendo.
Si un niño es atendido o tomado en cuenta únicamente cuando cumple con los requerimientos o expectativas de sus padres o adultos que lo asisten, interpretará eso justamente; crecerá con la creencia incorporada de que el único modo de obtener afecto y atención o ser tenido en cuenta es satisfaciendo los requerimientos ajenos –principalmente los de sus progyecenitores- .
Si la concepción de ese bebe no fue deseada, también será algo que el niño tendrá -aunque sea de manera inconsciente- en su cuerpo emocional.
La calidad y variedad de interacciones así como de interpretaciones que vamos realizando es tan diversa como personas y tipos de vínculos existentes.
Lo importante es comprender que tanto la interpretación que hicimos, como los resultados y conclusiones de esa interacción (acción-respuesta) en busca de ese afecto necesario (aprobación, contención, cuidados, etc.) -sea que lo hayamos obtenido o no-, pasaron a formar parte de nuestro cuerpo emocional, y permanecen de manera inconsciente condicionando nuestras experiencias cotidianas aun cuando ya no estemos en el entorno o condiciones que la han generado o propiciado.
Seguirán funcionando -y pulsando- de manera “automática” aunque no siempre logremos darnos cuenta de esto a no ser que alguien nos lo cite o logremos traer al consciente lo que permanece inconsciente en cada uno de nosotros, sea mediante una buena terapia sicológica o los métodos que consideremos pertinentes.
SE PUEDE REAPRENDER
Por otra parte de nada nos sirve el justificarnos o quedarnos con la excusa de que por como fueron nuestros padres o adultos con nosotros es que tenemos una vida que no nos es grata culpando sea a ellos o a los demás.
Cualquiera sea el caso, o lo positivo o no que hayamos incorporado en nuestra etapa básica, es fundamental comprender que todo lo que habita nuestro cuerpo emocional se puede modificar.
Lo “aprehendido” no es algo definitivo ya que puede ser modificado al tomar conciencia que no es parte de nuestra naturaleza sino algo adquirido en ciertas etapas de nuestra vida. Fue algo “incorporado” que nos sirvió en su momento sea para sobrellevar alguna o varias situaciones y obtener lo que precisábamos, o como modo de ayudarnos a reflotar nuestros recursos e ir fortaleciéndonos. Pero si ahora siendo adultos ya no nos sirve, o no es apto para nuestro desarrollo pleno y felicidad, sepamos que podemos modificarlo. Quizás no resulte una tarea sencilla, mas aun cuando desconocemos el modo de funcionar de nuestra parte emocional y lo que habita en este campo, pero a la vez el conocer y reconocer esto nos torna mentores concientes para sanear y modificar lo necesario en pro de lograr nuestra plenitud y bienestar.
viernes, 26 de marzo de 2010
viernes, 5 de marzo de 2010
CONOCIENDO EL FUNCIONAMIENTO DE NUESTRO CEREBRO
El cerebro procesa unos cuatrocientos mil millones de bits por segundo, pero solo somos conscientes de unos dos mil de esos cuatrocientos mil millones. Ahora, estos dos mil bits de información donde está presente nuestra consciencia, sólo tienen que ver con tres cosas.
Tiene que ver con las respuestas que recibimos del cuerpo, la respuesta del entorno y la respuesta en relación con el tiempo.
(..)
Hay una parte del cerebro que usamos para prestar atención, hay una parte del cerebro que usamos para observar, se llama el lóbulo frontal.
El lóbulo frontal es el área suprema del ser humano. Es el último escalón del desarrollo humano. Lo que nos separó de las demás especies del planeta no es el hecho de que nos paremos en los dos pies, o que tengamos pulgares oponibles, o que nuestros ojos miren de frente, ni que tengamos el cerebro más grande. Ya que los elefantes tienen un cerebro más grande que el nuestro. Tampoco es que tengamos poco vello; lo que nos separa de las demás especies es el tamaño del lóbulo frontal, comparado con el tamaño del resto del cerebro. En los seres humanos en lóbulo frontal abarca casi un cuarenta por ciento del cerebro. En nuestros ancestros más cercanos, los grandes simios y chimpancés, el lóbulo frontal abarca entre un diecisiete y un quince por ciento; en los perros un siete por ciento y para los que degustan los gatos, el suyo es un tres y medio por ciento. Entonces lo que nos separa, y nos hace grandiosos, es nuestro lóbulo frontal comparado con el resto del cerebro.
El lóbulo frontal es el ejecutivo, decide la acción, determina el comportamiento. Es la parte del cerebro que usamos cuando planeamos, especulamos o cuando inventamos, cuando contemplamos posibilidades.
Si tuviéramos que describir al lóbulo frontal con una sola palabra diríamos, intención o propósito. Cuando la intención de la gente coincide con su comportamiento, o cuando su comportamiento coincide con su intención, o cuando sus pensamientos se alinean con la acción. Es cuando el lóbulo frontal está en su mejor momento.
"Nuestro Cerebro Inmortal" Dr. Joe Dispenza
Tiene que ver con las respuestas que recibimos del cuerpo, la respuesta del entorno y la respuesta en relación con el tiempo.
(..)
Hay una parte del cerebro que usamos para prestar atención, hay una parte del cerebro que usamos para observar, se llama el lóbulo frontal.
El lóbulo frontal es el área suprema del ser humano. Es el último escalón del desarrollo humano. Lo que nos separó de las demás especies del planeta no es el hecho de que nos paremos en los dos pies, o que tengamos pulgares oponibles, o que nuestros ojos miren de frente, ni que tengamos el cerebro más grande. Ya que los elefantes tienen un cerebro más grande que el nuestro. Tampoco es que tengamos poco vello; lo que nos separa de las demás especies es el tamaño del lóbulo frontal, comparado con el tamaño del resto del cerebro. En los seres humanos en lóbulo frontal abarca casi un cuarenta por ciento del cerebro. En nuestros ancestros más cercanos, los grandes simios y chimpancés, el lóbulo frontal abarca entre un diecisiete y un quince por ciento; en los perros un siete por ciento y para los que degustan los gatos, el suyo es un tres y medio por ciento. Entonces lo que nos separa, y nos hace grandiosos, es nuestro lóbulo frontal comparado con el resto del cerebro.
El lóbulo frontal es el ejecutivo, decide la acción, determina el comportamiento. Es la parte del cerebro que usamos cuando planeamos, especulamos o cuando inventamos, cuando contemplamos posibilidades.
Si tuviéramos que describir al lóbulo frontal con una sola palabra diríamos, intención o propósito. Cuando la intención de la gente coincide con su comportamiento, o cuando su comportamiento coincide con su intención, o cuando sus pensamientos se alinean con la acción. Es cuando el lóbulo frontal está en su mejor momento.
"Nuestro Cerebro Inmortal" Dr. Joe Dispenza
miércoles, 3 de marzo de 2010
LA IMPORTANCIA DE MANTENER PENSAMIENTOS POSITIVOS
Cada vez que pensamos, fabricamos una sustancia química. Si nuestros pensamientos son buenos, elevados o felices, fabricamos sustancia químicas que nos hacen sentir bien y felices. Y si nuestros pensamientos son negativos, malos o de inseguridad, fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos.
Cada sustancia que se libera en el cerebro es literalmente un mensaje que alimenta al cuerpo físico. Y ahora el cuerpo empieza a sentir, como piensa.
Cuando empezamos a sentir como pensamos, sucede algo asombroso. El cerebro que está en comunicación constante con el cuerpo; consulta con el cuerpo y empieza a pensar de la manera en que sentimos, lo que a su vez fabrica más sustancias químicas que nos permiten sentirnos como pensamos y pensar como sentimos. Y quedamos atrapados en el ciclo de pensar y sentir entre el cerebro y el cuerpo. La consecuencia indirecta final de esto, es que creamos un estado de ser. Y ese estado de ser se convierte en nuestro modo de pensar.
En otras palabras, los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar. Y cuando los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar, estamos atrapados en un ciclo donde el cuerpo, literalmente, piensa por nosotros.
"Nuestro Cerebro Inmortal" Dr. Joe Dispenza
Cada sustancia que se libera en el cerebro es literalmente un mensaje que alimenta al cuerpo físico. Y ahora el cuerpo empieza a sentir, como piensa.
Cuando empezamos a sentir como pensamos, sucede algo asombroso. El cerebro que está en comunicación constante con el cuerpo; consulta con el cuerpo y empieza a pensar de la manera en que sentimos, lo que a su vez fabrica más sustancias químicas que nos permiten sentirnos como pensamos y pensar como sentimos. Y quedamos atrapados en el ciclo de pensar y sentir entre el cerebro y el cuerpo. La consecuencia indirecta final de esto, es que creamos un estado de ser. Y ese estado de ser se convierte en nuestro modo de pensar.
En otras palabras, los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar. Y cuando los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar, estamos atrapados en un ciclo donde el cuerpo, literalmente, piensa por nosotros.
"Nuestro Cerebro Inmortal" Dr. Joe Dispenza
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